OBJETIVOS

El objetivo principal que buscamos con esta herramienta es la de ofrecer un soporte para la creación de experiencias formativas homogéneas que reconozcan las competencias adquiridas a través de la formación en voluntariado que se desarrolla desde la Fundación Unifranz.

Pretendemos ofrecer un conjunto de herramientas para:

FACILITAR LA FORMACIÓN DE LAS PERSONAS VOLUNTARIAS.

CONTENIDOS

La guía se compone de dos secciones temáticas:

1.

Facilitar la formación de las personas voluntarias.

2.

Elaboración de actividades formativas para la mejora competencial de manera efectiva y facilitando su enfoque, diseño y evaluación de manera alineada y coherente.

INFORMACIÓN CLAVE SOBRE LAS COMPETENCIAS

Información teórica y conceptual, pero con ejemplos, y que entendemos necesaria para proporcionar una estructura básica que facilite la comprensión de qué es una competencia, y porqué utilizarla como herramienta para la mejora.

ELABORACIÓN DE ACCIONES FORMATIVAS DIRIGIDAS A LA MEJORA COMPETENCIAL

Se proponen una serie de actividades y reflexiones secuenciales para para diseñar una acción formativa, desde la detección de necesidades hasta la valoración del resultado y el impacto, siempre con vínculos a la mejora competencial y desarrollando un ejemplo a lo largo de la sección. En este capítulo, de manera transversal se trabaja un ejemplo que recorrerá las diferentes fases.

MEDICIÓN DE RESULTADOS
E IMPACTO

Los contenidos de esta sección son los habitualmente menos trabajados por las personas responsables de la formación y propone metodologías, herramientas y ejemplos para la medición del impacto de la formación. También se continuará con el ejemplo previo.
¡Miles son los poderosos motivos para hacer voluntariado! El convertirte en un voluntari@ es una decisión personal que debes tomar valorando las razones de porque ser parte de este grupo, que te mueven, cuales son tus inquietudes, capacidades y aptitudes y también las necesidades de la sociedad o el entorno.

CONCEPTO DE COMPETENCIAS

¿QUÉ ES UNA COMPETENCIA?

Una competencia es una cualidad o capacidad personal que lleva asociada el desarrollo de un conjunto de comportamientos que se encuentran directa y causalmente relacionados con un rendimiento bueno o superior en una actividad determinada.

Es decir, las competencias definen las diferentes capacidades necesarias para realizar una labor determinada, y esas capacidades se pueden identificar por los comportamientos de esa persona.
Este conjunto de comportamientos asociados a las competencias de la persona se componen de conductas motoras (es decir, lo que se hace), cognitivas (relacionado con lo que se piensa) y actitudinales (es decir, lo que se siente y quiere).

Trabajarlas mejora el desempeño de las personas voluntarias.

Se muestran a través de los comportamientos

Se pueden aprender, practicar y mejorar.

Por ejemplo, una competencia de las que hemos definido en el proyecto Vol+ es “Trabajo en equipo”, y un comportamiento ligado a la misma podría ser “Comparte la información que tiene con el equipo”.
La efectividad de la puesta en marcha o no de estos comportamientos y la efectividad de los mismos explicaría las diferencias entre personas a la hora de realizar una labor, voluntaria o remunerada.
Lo positivo desde el punto de vista del desarrollo de las personas es que se trata de patrones de conducta que pueden aprenderse y desarrollarse.
Puesto que las competencias no saben de contratos de trabajo o de voluntariado, cuando hablamos de competencias en las personas voluntarias nos referimos igualmente al conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que permiten que una persona desempeñe su labor de manera buena o excelente, logrando con ello una calidad en los resultados superior a la media.

La persona voluntaria no realiza una labor remunerada, pero debe hacerla de la manera más adecuada posible. Así, por ejemplo, cuando desarrolla una labor acompañando a personas que tienen familiares en cuidados paliativos, es necesario que disponga de las competencias adecuadas, (generalmente obtenidas en base a la formación y a la experiencia), o de otra manera en lugar de dar apoyo, puede perjudicar más a la familia.
Las competencias suponen por tanto un punto de encuentro entre la capacitación y la labor desempeñada. Permiten conocer los puntos en los que los las personas voluntarias deben ser formadas, promoviendo una mejora en el desempeño de su labor.

COMPONENTES Y TIPOS DE COMPETENCIAS

LOS COMPONENTES DE UNA COMPETENCIA

Ya hemos comentado que una competencia se expresa por medio de comportamientos.

Éstos están determinados por la interrelación de varios elementos:

El saber: los conocimientos de una persona (“la teoría”).
El saber hacer: las habilidades (“la práctica”).
El saber estar: las actitudes (“la manera de afrontar una situación”).
El querer hacer: la motivación (“el estímulo o impulso”).
El poder hacer: la capacidad personal en función de los recursos del entorno (“la viabilidad”).
Comportamiento Voluntariado Fundación Unifranz

El análisis de estos componentes es clave cuando analizamos las necesidades formativas, ya que podemos apuntar a las claves de la mejora de manera individual. Debemos enfocar diferente si las personas voluntarias no conocen, por ejemplo, técnicas de Reanimación Cardiopulmoar (“saber” y “saber hacer”), que trabajar la actitud ante una situación de parada cardíaca en una emergencia (“saber estar”, “querer hacer”). Y ambas son clave para realizar un desempeño adecuado. Por supuesto, contando con que tienen los recursos adecuados (“poder hacer”)…
Estando definida por la conjunción de estos cinco factores, el desarrollo y la evaluación de una competencia es un proceso complejo y la organización puede acompañar a la persona voluntaria a lo largo del mismo.
El “Saber” y el “Saber Hacer” son las dimensiones más sencillas o menos complejas de desarrollar, ya que tienen un desarrollo más rápido que se puede conseguir a través de acciones formativas de poca duración. Por ejemplo, puedo saber manejar Excel tras un período de formación de 40 horas.
Los factores restantes, “Saber Estar”, “Querer Hacer” y “Poder Hacer” son áreas más complejas o difíciles de desarrollar/ mejorar y por ello se deberán trabajar por medio de acciones que se planifiquen a lo largo de un período de tiempo más a medio/largo plazo, trabajando, como veremos más adelante, prejuicios y creencias de la persona y con un acompañamiento y seguimiento algo más elaborado (aunque no por ello necesariamente más complicado).
El desarrollo de una competencia llevará asociado un proceso de aprendizaje individualizado con el fin de mejorar la capacitación de la persona voluntaria, y éste irá unido, de manera inexorable, a la propia experiencia que la persona vaya adquiriendo a lo largo de su vida (la experimentación).

TIPOS DE
COMPETENCIAS

Hay tantas competencias como capacidades tienen las personas, lo que en la práctica obliga a las organizaciones a priorizar las capacidades y comportamientos deseables, en el marco de los servicios concretos que aporta la organización a sus usuarios, consumidores o clientes. Por otro lado, podríamos establecer la siguiente categorización general de competencias.

BÁSICAS

Son las capacidades que permiten a cualquier persona su desempeño elemental y se desarrollan durante las primeras etapas de la educación.

En la definición que hizo en 2002 la Comisión Europea, las competencias básicas son: la comunicación en lengua materna, la comunicación en alguna lengua extranjera, las tecnologías de la información y comunicaciones, el cálculo y las competencias matemáticas, ciencia y tecnología, el espíritu empresarial, las competencias interpersonales y cívicas, el aprender a aprender y la cultura general.

TRANSVERSALES

Hacen referencia a los comportamientos relacionados con una manera concreta de funcionar en una organización, y por tanto, son comunes a todos los puestos de la misma.

Por ejemplo, en una organización cuyo valor es la actitud de servicio, las personas que realizan voluntariado deberían tener la competencia “Relación de ayuda”.

ESPECÍFICAS

Se refieren a los comportamientos que están relacionados y/o asociados al desempeño concreto de una función determinada, y por ello en ocasiones también se las denomina “competencias funcionales” cuando se aplican a todas las personas que están en una misma función (la coordinación, las gestión de proyectos, etc.), o “competencias de puestos” cuando sólo se aplican a un determinado puesto de trabajo (por ejemplo, la enfermería).

Considerando estos tres tipos, las competencias Transversales y las Específicas son las más relevantes a nivel del desempeño específico, dado que en nuestra sociedad, se supone que las básicas ya las tenemos adquiridas.

COMPETENCIAS A UTILIZAR
DESDE FORMACIÓN CERTIFICA+

En el ámbito del voluntariado, Vol+ como proyecto referente en lo que a certificación de competencias a través de la acción voluntaria se refiere. Establece unas competencias determinadas asociadas al desarrollo de la acción voluntaria. Entendemos que estás competencias son las que se han de contemplar de cara al establecimiento de la formación en voluntariado.
En total son 7 competencias sobre las que vamos a trabajar.
Como observaréis, definimos cada competencia con ejemplos de comportamientos que facilitan su comprensión, pero sobre todo, puede afinar lo que una organización en particular entiende con esa competencia:
Los factores restantes, “Saber Estar”, “Querer Hacer” y “Poder Hacer” son áreas más complejas o difíciles de desarrollar/ mejorar y por ello se deberán trabajar por medio de acciones que se planifiquen a lo largo de un período de tiempo más a medio/largo plazo, trabajando, como veremos más adelante, prejuicios y creencias de la persona y con un acompañamiento y seguimiento algo más elaborado (aunque no por ello necesariamente más complicado).
El desarrollo de una competencia llevará asociado un proceso de aprendizaje individualizado con el fin de mejorar la capacitación de la persona voluntaria, y éste irá unido, de manera inexorable, a la propia experiencia que la persona vaya adquiriendo a lo largo de su vida (la experimentación).

COMPETENCIA VOL +
DEFINICIÓN
QUÉ HACE ALGUIEN CON ESTA COMPETENCIA (EJEMPLOS)
Analizar y resolver problemas
Una persona con esta competencia es capaz de combinar la eficacia a la hora de tomar decisiones con la capacidad para tomar cierta distancia de los problemas a los que se enfrenta, identificando los elementos más simples en situaciones complejas, distinguiendo lo esencial de lo accesorio, y lo prioritario de lo secundario.
  • Distingue lo importante de lo accesorio
  • Pone en marcha actividades para resolver problemas
  • Toma medidas para que un determinado problema no vuelva a producirse
  • Coordina el trabajo de otros para resolver un determinado problema, o sus propias actividades en situaciones complejas o críticas
Iniciativa y autonomía
Una persona autónoma es independiente para realizar sus tareas, y no necesita de supervisión constante o de que le recuerden sus obligaciones (es responsable); alguien con iniciativa, además, propone ideas de mejora, y cuando no sabe cómo continuar con una tarea, explora alternativas de manera creativa. No necesita que se le diga que haga algo.
  • Realiza su trabajo sin el concurso o la ayuda de otra persona y sin que nadie se lo recuerde
  • No necesita supervisión en sus tareas
  • Propone alternativas
  • En caso de duda, toma la iniciativa
Flexibilidad + Innovación
Las personas flexibles aceptan con prontitud el cambio, las nuevas personas e ideas y las sugerencias para introducir modificaciones en los procesos, procedimientos o métodos de trabajo establecidos, provengan de donde provengan. Se muestran receptivas a las ideas de los demás, y aceptan las críticas con espíritu constructivo. Por otro lado, las personas innovadoras son capaces, tras llevar a cabo un análisis de la información con la que cuenta (información que analiza desde distintos puntos de vista alternativos), de proponer soluciones alternativas a dicha situación.
  • Está abierta a los cambios, a las situaciones imprevistas y reasignación de funciones
  • Se adapta a nuevas situaciones y equipos de traba
  • Acepta las ideas y sugerencias de otros
  • Provoca cambios a su alrededor
Capacidad de liderazgo
Ser líder no significa únicamente dirigir a otros, sino también hacerse responsable de las funciones, tomar la iniciativa para resolver problemas y asumir la coordinación del trabajo propio y del de otros.
  • Asume la iniciativa cuando la situación lo requiere
  • Asume tareas o funciones que sean necesarias aunque no le correspondan
  • Mantiene una automotivación elevada
  • Les gusta el reto y se retan a sí mismas y a los demás para hacer las cosas bien
  • Puede coordinar el trabajo de otras personas
Organización y Planificación
Una persona organizada y planificada estructura su trabajo ajustándose a procesos, buscando gestionar su tiempo con eficacia, y ordenando las tareas en el tiempo según un determinado orden.
  • Establecen prioridades y un orden en lo que hay que hacer
  • Es ordenado y meticuloso
  • Establece procedimientos de trabajo
  • Planifica a corto, medio y largo plazo
  • Organiza con eficacia su propio trabajo o el de los demás, acometiendo proyectos complejos con métodos seguros y fiables.
Comunicación interpersonal
Una persona con esta competencia sabe relacionarse con los demás, gestionando sus propias emociones y siendo consciente de las emociones de los demás, y cómo éstas influyen en las situaciones. Asimismo, logra comunicarse con los demás, expresando sus pensamientos con claridad.
  • Sabe escuchar a los demás y ponerse en el lugar de otros
  • Comunica sus ideas cuando es necesario, utilizando las palabras adecuadas para cada situación e interlocutor
  • Cuando es necesario, defiende su opinión o su posición con la necesaria firmeza
  • Sabe cómo “decir que no” y hacerlo de forma que los demás no se sientan ofendidos
  • Sabe mostrarse persuasivo e influir en las opiniones de los demás.
Trabajo en equipo
Trabajar en equipo supone saber aclimatar el propio ritmo de trabajo al de otras personas, identificando los objetivos comunes, y estableciendo relaciones productivas con otras personas para alcanzar los objetivos comunes propuestos
  • Se integra en equipos de trabajo
  • Comparte información con el resto del equipo
  • Ajusta su ritmo de trabajo al de otras personas
  • Comparte el éxito de los logros con otras personas.
  • Antepone los intereses comunes a sus propios intereses u objetivos individuales
  • Ayuda a resolver los posibles conflictos que puedan surgir en el trabajo en equipo
  • Acepta apersonas con estilos personales distintos a los suyos, y aprovecha el potencial de la diversidad

FORMACIÓN PARA LA MEJORA DE COMPETENCIAS

DESAPRENDER PARA VOLVER
A APRENDER

Cuando a la persona encargada de gestionar la formación se le e comienda el diseño y la elaboración de un programa formativo y para que éste realmente sea adecuado, completo y eficaz, debería ser capaz de “olvidarse” de toda referencia y experiencia formativa previa para así poder definir detenida y claramente los objetivos que se pretenden conseguir con esta nueva formación.
Una vez que tenga claros esos objetivos, podrá planificar cuidadosamente qué contenidos teóricos, prácticos y actitudinales debe plantear, y con qué recursos y metodología ponerlos en marcha para que puedan cubrirse dichos objetivos.
Esta premisa cobra más importancia aún si cabe en la formación competencial. Las competencias y los valores están directamente relacionados.
Los valores, son un componente intrínseco a toda persona que vive en sociedad. Son propios de cada individuo y están muy arraigados en su ser, pero a su vez, vienen definidos por ideas, y éstas sí pueden establecerse en un proceso cognitivo y consciente. Cuando conseguimos llevarlas a este plano, es cuando realmente son susceptibles de modificación.
Por ello, una formación enfocada al desarrollo de competencias (en especial las no técnicas) debería ser capaz de centrarse en intentar cambiar, desarrollar y/o incorporar esas ideas, que son la expresión más consciente de los valores morales que guían nuestra conducta.
Trabajar sobre estas ideas es una labor complicada pero posible, y es la única vía por la que se conseguirá que el impacto de la formación y sus resultados sean duraderos y estables en el tiempo.
Asimismo, el alumnado deberá ser capaz también, con el acompañamiento del personal docente, de empezar a “desaprender para volver a aprender” y el personal docente, siguiendo la programación establecida para el curso, deberán ser responsables de promover y proporcionar un ambiente en el que las personas asistentes a la acción formativa puedan tener las inquietudes, los conocimientos y las herramientas necesarias que permitan desencadenar este proceso de “desaprendizaje-aprendizaje”.

La mejora competencial es compleja y por ello no puede ser resultado de un impacto puntual (un curso de 12 horas sobre liderazgo no hará a una persona ser un mejor líder, aunque le puede dar pistas sobre donde puede mejorar).

De hecho, en muchas ocasiones la mejora competencial se desarrolla en base a programas formativos que combinan acciones y acompañamientos desde diferentes ámbitos y a lo largo de un periodo razonable de tiempo, con el fin de que ese proceso de cambio de juicios o ideas, su correspondiente y causal cambio conductual, y el impacto directo de éste sobre los comportamientos y las habilidades, sea un cambio efectivo y se asiente de manera firme a un nivel más interior e inconsciente de la persona.

CONDUCTAS APRENDIDAS
Valores
Ideas
PRENDER / APRENDER
NUEVAS CONDUCTAS
Promover el cambio en juicios e ideas
Crear nuevos comportamiento y habilidades
ASIMILAR
Acciones formativas
Acompañamientos

Por supuesto, y dado que el proceso de mejora de competencias se realiza a lo largo de toda la vida, el ciclo volverá a comenzar después para asegurar que con el paso del tiempo seremos cada vez mejores.
Por ejemplo, recordemos que en su día tuvimos completamente manejado el uso de la calculadora, que después casi dejamos de utilizar en el ámbito de lo profesional para ut lizar los programas de cálculo como el Excel y similares, y cómo cada día hemos tenido que continuar con nuestras actualizaciones, porque los programas de hace dos años, no son los que tenemos ahora.

OBJETIVOS GENERALES Y ESPECÍFICOS

Cuando elaboramos un curso de formación para la mejora competencial, nuestra intención principal es producir un cambio en sus conocimientos, habilidades y actitudes, que les permitan afrontar situaciones y/o realizar nuevas o mejores actividades, es decir, les dotamos de herramientas para mejorar el rendimiento y/o la calidad de su ejecución, no tanto que el alumnado conozca una serie de contenidos (que en este caso especialmente, se convertirían en medios para el fin principal)

Por ejemplo, al acudir a un curso de Excel podemos adquirir una habilidad que nos permita realizar un informe de resultados en la captación de fondos en mucho menos tiempo y con mayor precisión que si lo hacemos con la calculadora.

Así, el curso de formación nos permitirá ir ajustando de forma gradual el desempeño de cada persona a los objetivos estratégicos de la organización y es por ello que debemos tener claro qué es lo que pretendemos cambiar y cuál es el motivo por el que deseamos cambiarlo

Un objetivo general es por ejemplo “conseguir una mejor comunicación interpresonal entre las personas voluntarias y las usuarias de un servicio”

Para establecer esos objetivos nos lo plantearemos desde 3 perspectivas diferentes:

¿Qué habilidades quiero que adquieran y que permanezcan a lo largo del tiempo?

¿Qué actitudes deseamos cambiar o desarrollar?

¿Qué conceptos mínimos debe tener el alumnado y que quiero que entiendan y recuerden en el futuro?

METODOLOGÍA A UTILIZAR

PLANIFICACIÓN GENERAL
DEL CURSO

La metodología es la forma en la que presentaremos la formación de tal forma que consigamos de una forma más fácil alcanzar los objetivos para los que se plantea.
En el ámbito de la mejora competencial, y en especial cuando queremos mejorar el “saber estar y el “querer hacer”, componentes principalmente actitudinales, se deberían escoger metodologías más experienciales y que fueran directamente a trabajar las creencias, prejuicios y valores de la persona participante, en el ámbito del “saber y “saber hacer”, tenemos más flexibilidad, pero necesitaremos una combinación adecuada de teoría (herramientas) y práctica que facilite la adquisición de las habilidades y los conocimientos.

Selección de la metodología tendremos que tener en cuenta aspectos como:

  • Las características del grupo
  • Recursos didácticos: se trata del material o medio que nos ayudará a desarrollar los contenidos de la formación.
  • Dentro encontraremos elementos tales como manual, cañón de proyección, ordenador…
  • Características del equipo de formación
  • Tiempo de formación
  • La materia
  • Modalidad de impartición

CONTENIDOS Y ESTRUCTURA

Definidos los objetivos, y en paralelo a la metodología, estableceremos los contenidos que se trabajarán en la acción formativa, así como la estructura necesaria para desplegarlos adecuadamente, y siguiendo el esquema competencial, tendremos en cuenta contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales.

Contenidos conceptuales

Se trata de los hechos, datos y todo aquello relacionado con el área del saber que el individuo deberá interpretar, integrar y relacionar con su propio conocimiento.
Por ejemplo, en nuestro caso de la competencia “Comunicación Interpersonal”, y escogiendo el objetivo relacionado con la asertividad, el contenido conceptual se refiere a que la persona voluntaria sepa qué es la asertividad.

CONTENIDOS CONCEPTUALES
Relacionado con el área del saber
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
Proporcionar destrezas, estrategias, técnicas, procesos
CONTENIDOS ACTITUDINALES
Condicionado por los valores de la persona. Se trata de una variable dinámica susceptible de evolución.

Contenidos procedimentales

Los contenidos procedimentales tratan de proporcionar destrezas, estrategias, técnicas, procesos… Cuando se trata de aprender habilidades motoras, como por ejemplo manejar una máquina, los contenidos se establecen a través de tareas secuenciadas y de cualquier manera, y sea cual sea el tipo de habilidad que se quiere aprender, es la repetición en el tiempo lo que permite su dominio. En el ejemplo que estamos trabajando de la comunicación interpersonal, el contenido procedimental haría referencia a cómo la persona voluntaria aplica una fórmula de asertividad en una determinada situación.

Contenidos actitudinales

Se encuentran condicionados por los valores del individuo. Se trata de una variable dinámica susceptible de evolución en función de las experiencias y contenidos, y hace referencia a que la persona voluntaria quiera hacer. Así pues, en nuestro ejemplo, se trataría de que la persona voluntaria se encuentre en una situación que requiere aplicar una determinada técnica de asertividad, y quiera hacerlo.

METODOLOGÍAS DE EVALUACIÓN DE LA MEJORA COMPETENCIAL

Tal como hemos señalado, cuando diseñamos la evaluación del curso propiamente dicho no sólo debemos centrarnos en una evaluación de los conocimientos sino en la creación de espacios e interacciones de retroalimentación que durante el curso permitan al equipo de formación/persona docente dirigir y apoyar el aprendizaje del alumnado hacia los objetivos de mejora competencial.

Esta retroalimentación se puede hacer introduciendo a lo largo del curso una serie de actividades que no sólo apoyan la adquisición de los conocimientos expuestos, sino que los resultados aportan información a la persona docente sobre el grado de consecución de los objetivos de aprendizaje.

La retroalimentación debe ser en todo caso: frecuente, inmediata, discriminatoria, objetiva y realista.

Por otro lado, y para que el alumnado sepa de qué manera actuar, es altamente recomendable que en las sesiones iniciales se les comunique tanto los objetivos a alcanzar –en términos de conductas-, como:

  • La forma en la que se evaluará el aprendizaje
  • Cuáles serán los criterios de evaluación

Sin embargo, para la evaluación de las competencias tenemos que validar no sólo si alguien tiene determinados conocimientos, sino sobre todo, si la persona sabe cómo ponerlos en práctica y además quiere hacerlo.

Es por ello que esos exámenes que antes mencionábamos ya no nos sirven, por lo que ponemos en marcha otros métodos, como son la observación directa de la persona en el puesto, las simulaciones de actividades profesionales y las pruebas profesionales de competencia.

MEJORA CONTINUA

A la hora de evaluar la calidad de la formación impartida es importante tener en cuenta que puede verse afectada por una gran multitud de factores, y por este motivo deberemos basarnos en datos tanto cualitativos como cuantitativos. Una metodología sistemática muy utilizada para ello es el Ciclo de Deming.

El ciclo de Deming se trata de un proceso de mejora continua en el establecimiento de objetivos que una vez logrados nos inducen a la búsqueda de nuevas mejoras.

Se trata de 4 etapas:

1

PLANEAR

En ella se deben:
Definir los objetivos
Se realiza un diagnóstico de los problemas y las áreas de mejora.
Establecimiento de un plan de trabajo que incluya las acciones de mejora

2

HACER

Consiste en la implementación de la solución.

3

VERIFICAR

Consiste en comparar los resultados obtenidos con los que estaban previstos en dos momentos: durante la implementación y una vez realizada ésta y obtenidos los resultados.

4

ACTUAR

CEn esta etapa se realizan los ajustes necesarios en función de los resultados que se han obtenido en la etapa anterior permitiendo mejorar el planeamiento inicial.

1.
Servicio...

Es la disposición personal que nos permite ayudar a las demás personas en la medida de nuestras posibilidades.
Cuando te conviertes en voluntari@ te sientes útil. Te das cuenta de que tus acciones, influyen en los otro, cambian realidades.

¡Yo soy útil!
2.
Pertenecer...

Es el sentimiento de identidad que tú decides generar con la comunidad con la que interactúas para alcanzar metas en común.
Crearemos lazos al trabajar con otras personas, sumando fuerzas, compartiendo experiencias y aprendiendo unas de otras, caminando y creciendo juntos.

¡Yo soy de aquí!
3.
Conocimiento...

Cuando haces voluntariado te sumerges en la experiencia y aplicas tus conocimientos y capacidades.
Poner a prueba tus capacidades, añadir la experiencia del voluntariado en tu CV o currículo, las empresas o ONGs por las que te gustaría trabajar seguro que valoraran positivamente todo lo que has aprendido siendo voluntari@.

¡Yo lo aplico!
4.
Observar...

Aprender de la sociedad que nos rodea mediante el voluntariado, aprendes mucho de la sociedad que te rodea y se agudiza tu sensibilidad por los problemas sociales.
Comprométete como voluntari@ para comprender el mundo y enriquecer tu punto de vista.Al observar, somos partícipes co-creadores de lo que va sucediendo en nuestras vidas; podemos reconocer nuestro toque personal en ello, y, desde allí, si así lo deseamos, comenzar a operar los cambios.

¡Yo descubro!
5.
Generosidad...

La generosidad es lo que nos impulsa a dar sin esperar recibir nada a cambio. El significado de generosidad no hace referencia únicamente a dar cosas materiales, sino también a ofrecer ayuda a personas que lo necesitan, y está asociada al altruismo y a la solidaridad.
Convertirse en voluntari@ quiere decir implicarse, sentirse útil, sentirse parte de algo, sentirte necesario y en el proceso transformarte.

¡Yo comparto!
6.
Sanar...

Durante nuestro transitar por la vida enfrentamos situaciones que nos permiten crecer como seres humanos. Los vínculos sociales determinan las actitudes y conductas a partir de las cuales se forma nuestra personalidad. y de la construcción de un proyecto de vida.
Según recientes estudios científicos, el trabajo voluntario mejora nuestra salud física y mental, baja la tasa de mortalidad, disminuye el riesgo de depresión y otras enfermedades mentales.

¡Yo me trasformo!
7.
Revolución...

Ser personas que, de manera proactiva, son capaces de desarrollar acciones, actitudes y procesos para fortalecer los aspectos internos y externos de la comunidad.
Necesitamos gente que …¿Quieres cambiar el mundo? ¿Poner su granito de arena para que mejoren las cosas? para acabar con el sufrimiento y la injusticia, para crear juntos el mundo que soñamos..

¡Yo soy un agente de cambio!
8.
Convicción...

Seguimos nuestros valores los mismos que se emplean en situaciones que pueden o no requerir una obligación, pero que cada uno por iniciativa propia lleva a cabo; por convicción de lo que hacemos.
Es poner en practica nuestros valores ideológicos o religiosos, cuando eres voluntari@ te rigen valores como la generosidad, la solidaridad, el altruismo, la sostenibilidad, la justicia, la fraternidad, la empatía, los derechos humanos, la igualdad, la libertad, la honestidad, la tolerancia, la sinceridad, la utopía….

¡Yo sigo mis valores!
9.
Protección...

En el voluntariado realizamos actividades que persiguen disminuir el impacto negativo del ser humano sobre el medio ambiente, y trabajar sobre el cuidado, la preservación y conservación del planeta.
Nos duele ver el deterio de nuestro planeta…al ser voluntario nos ayudaras en el desarrollo de programas de voluntariado ambiental contribuyendo a la protección y cuidado del medio ambiente.

¡Yo cuido!
10.
Excelencia...

El voluntariado afianza en nosotros el hacer las cosas bien. Desarolla un hábito de excelencia, ya que no basta con “El querer”. Es necesario también poner en práctica el “Hacer”, esto ya lo sabemos, hay que accionar. Pero más allá de eso es necesario accionar bien. Si unimos estas tres cosas (querer, hacer y hacerlo bien), de seguro tendremos mucho éxito, en nuestra vida y en nuestros proyectos

¡Yo hago las cosas bien!